HERZL, EL CASO DREYFUS Y EL SIONISMO


Theodor Herzl
(1860/05/02 -1904/07/03)

En la Tercera República francesa fundada al cabo de un siglo de revoluciones, prometió garantizar la igualdad de derechos a todos y cada uno de sus ciudadanos, sin embargo, pronto se puso a prueba esta igualdad constitucional.

En diciembre de 1894, un oficial de artillería, Alfred Dreyfus, fue acusado de espionaje a favor de Alemania y fue condenado a cadena perpetua, a pesar de existir pruebas suficientes de que era otra persona la que vendía los secretos y de que las evidencias contra Dreyfus habían sido amañadas.

Entonces ante eso un entusiasta periodista judío llamado Theodor Herzl, que trabajaba en un periódico austriaco, cubrió el juicio.

También Dreyfus era judío, y su caso sacó a la luz las profundas divisiones de la sociedad francesa. Aquellos que le apoyaban, llamados "dreyfusianos", consideraban que la causa real de la condena de un inocente era el antisemitismo. Numeros intelectuales como Émile Zolal, políticos y sindicalistas apoyaron la campaña para liberar a Dreyfus. En cambio, para los antidreyfusianos, este caso revelaba algo completamente diferente: era necesario estar atentos a los enemigos de Francia. La libertad, la igualdad y a fraternidad eran auténticos valores franceses, pero, según ellos, no eran franceses todos los que vivían en Francia.

Las protestas a favor de Dreyfus se enfrentaban a multitudes que gritaban: "Muerte a los judíos!". El antisemitismo tenía una larga y odiosa historia en Europa, donde a la discriminación oficial por parte de Iglesia se unían a una serie de prejuicios populares, lo que con frecuencia acababa en limpiezas étnicas.

Se había expulsado a los judíos de varios países, y en otros se les habían negado plenos derechos. Sin embargo, a finales del siglo XIX, inspirados por los ideales de la Ilustración, muchos estados-nación modernos, entre ellos Francia, habían desterrado formalmente la discriminación por creencias religiosas, aunque en la practica no fuera así. La asimilación (la integración plena de los grupos minoritarios en la sociedad) llegó a ser un ideal cada vez más aceptado.

Pese a estos cambios estatales, el caso Dreyfus convenció a Herzl de que el antisemitismo era endémico en la sociedad, y vio que los intentos de erradicarlo o de que los judíos se asimilasen estaban condenados al fracaso. Por tanto, serían los judíos los que deberían adoptar una idea de la Ilustración totalmente diferente: el nacionalismo.

Herzl dijo que los judíos eran "un pueblo" y que la población de la diáspora debía unirse en un Estado judío único dentro del mundo moderno. Comenzó a buscar la tierra para ese Estado, instó a los poderes europeos a que le ayudasen a encontrar un lugar y pidió a los judíos que donasen fondos a la causa. Pensaba que la nueva patria tendría que estar fuera de Europa, quizá en Argentina o en Israel.

Las ideas defendidas por Herzl se propagaron con rapidez, aunque toparon con la resistencia enconada de algunos sectores de la sociedad judía que aún estaban a favor de la asimilación. El movimiento sionista se extendió en las décadas siguientes a la muerte de Herzl. Más tarde los británicos cedieron tierras a los judíos dentro de la ya descuartizada Palestina en 1917, abriendo el camino para que, tras el holocausto, se creara el Estado de Israel, el 14 de mayo de 1948.


También disponible en: https://hasagotlex.wordpress.com/2022/03/24/herzl-el-caso-dreyfus-y-el-sionismo/

 



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