LA TORMENTA EN EL MAR DE COLOMBIA


Estamos frente a una de las obras mas importantes y bellas del pintor holandés Rembrandt, la pintura muestra uno de los primeros “milagros” de Jesús, más concretamente, el narrado en el capítulo 4 del Evangelio de San Marcos, cuando Jesús calmó las aguas en una tormenta en el mar de Galilea. 
El rostro y los movimientos de cada uno de los tripulantes muestra su impresión por el suceso: unos se aferran aterrorizados a la vela; otros se agachan temerosos, cogiendo la cabeza y observando lo que sucede y los demás suplican a Jesús por su intercesión, un cuadro que retrata a los colombianos hoy. 

 La escena bíblica enfrenta a la naturaleza contra la fragilidad humana, tanto física como espiritual. Los discípulos afectados por el pánico luchan contra una tormenta repentina, y luchan por recuperar el control de su barco de pesca cuando una gran ola se estrella sobre su proa, arrancando la vela y acercando peligrosamente la nave a las rocas en el primer plano izquierdo. 

Uno de los discípulos sucumbe a la violencia del mar vomitando a un lado. En medio de este caos, solo Jesús a la derecha, permanece tranquilo, como el ojo de la tormenta. Despertado por las desesperadas súplicas de ayuda de los discípulos, los reprende: “¿Por qué teméis, hombre de poca fe?” Y luego se levanta para calmar la furia del viento y las olas. 

La agitación de la naturaleza es causa y metáfora del terror que se apodera de los discípulos, magnificando la turbulencia emocional y, por lo tanto, el impacto dramático de la imagen. Es una obra que deja entre ver que después de toda tormenta hay una luz, he traído esta obra para significar, esbozar lo que ocurre hoy, entramos en una tormenta de las más oscuras, turbulentas, intempestivas e incluso de las más largas; un periodo de una oscuridad segadora donde no veremos el cielo despejado en mucho tiempo, la desesperanza, zozobra o el terror serán las nubes que opaquen los cielos de nuestra patria.

Pero nada puede ser permanente, perpetuo, no existe un hecho infausto que dure para siempre, después de toda tormenta viene la calma, pero de manera automática por los hechos de la naturaleza, pero cuando ese mal es de procedencia humana, necesitaremos de la intercesión de alguien, así como en la embarcación que representa Rembrandt, hubo una persona que despejo los cielos y trajo esperanza a la tripulación, los colombianos necesitaremos de un líder que los ilumine en el tenebroso y oscuro mar, que nos señale la luz al final del túnel y sobre todo, que calme las aguas, ¿Quién será la persona que encarne a Jesús como el salvador de nuestra democracia?, ¿Por qué teméis, hombre de poca fe?, debemos poner nuestra fe en las instituciones, en la democracia, en las fuerzas armadas y en la otra mitad del país que supo ver detrás de la piel de oveja al lobo. «El verdadero tirano empieza siempre reinado sobre la opinión, porque ésta se apodera del esfuerzo, que sólo puede resplandecer en la clara luz de la verdad, o en el fuego de las pasiones, o en la ignorancia del peligro» Cesare Beccaria

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